LA HERENCIA DEL PENSAMIENTO DE HEIDEGGER Y EL DIÁLOGO CON LA ECOLOGÍA PROFUNDA
LA HERENCIA DEL PENSAMIENTO DE HEIDEGGER Y EL
DIÁLOGO CON LA ECOLOGÍA PROFUNDA
Ricardo Pobierzym1 (USAL, área San Miguel, ANCBA)
rpobierzym@yahoo.com.ar
Resumen.
Las actuales problemáticas ambientales y sociales del mundo
contemporáneo requieren de un nuevo pensamiento capaz de reflexionar en
torno a los desafíos de nuestros tiempos. Partiendo de dichas problemáticas el
movimiento de la Deep Ecology propone un cambio de sensibilidad para
ingresar en un nuevo paradigma. Por su parte, en el pensamiento de Martin
Heidegger se reivindica la noción de tierra para pensar de una manera más
prístina a la naturaleza. En este escrito bosquejamos algunas de las temáticas
que poseen en común ambos proyectos y que consideramos que el
pensamiento de Martin Heidegger puede otorgar fructíferos aportes a las
propuestas eco-filosóficas.
Palabras clave: Martin Heidegger, Arne Naess, Naturaleza, Ecología
profunda, Ecosofía.
Abstract.
The current environmental and social problems of the contemporary
world require a new thought capable to reflex upon the challenges of modern
times. Based on these matters, the Deep Ecology movement comes up with a
change in sensitivity in order to introduce us into a new paradigm. Moreover, on
1 Investigador del Centro de Estudios Filosóficos “Eugenio Pucciarelli” de la Academia Nacional
de Ciencias de Buenos Aires desde el año 1996, ejerce la docencia en diversos Institutos y
actualmente desarrolla su investigación en el ámbito de las corrientes ecofilosóficas y su
vinculación con el pensamiento de Martin HEIDEGGER así como también otros autores
contemporáneos de relevancia. Fue becario de la Facultad de Teología y Filosofía de la
Eichstätt Universitätt de Alemania así como también del Instituto de Intercambio Alemán
Latinoamericano (I.C.A.L.A). Centro de Estudios Filosóficos, Academia Nacional de Ciencias.
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Filosofía de la Universidad del Salvador, área San Miguel. Editor responsable Juan Pablo E. Esperón, ISSN
1853-7596. Volumen I, Año 1, 2011. Sitio web: http://www.facultades-smiguel.org.ar
Martin Heidegger’s thought is claimed the notion of earth in a more pristine way
of nature. On this text, I sketch some of the problems that have in common
those projects and our consideration that Martin Heidegger’s thought can
provide fruitful contributions to the eco-philosophy proposals.
Keywords: Martin Heidegger, Arne Naess, Nature, Deep Ecology,
Ecosophy.
I. Introducción.
Partimos de la premisa que a lo largo del transcurso del siglo XX, y lo
que va del XXI, nuestro planeta se ha modificado. Sin negar los
importantísimos avances que han brindado a la humanidad tanto la ciencia,
como la técnica occidental, lo cierto es que el desmesurado dominio ejercido
por el hombre occidental sobre nuestra tierra muestra a su vez su lado
netamente oscuro. Por ello, entre los efectos negativos del denominado
“progreso” ejercido principalmente por la razón instrumental podemos citar las
siguientes consecuencias: 1) el “efecto invernadero”, producto de la quema de
combustibles fósiles y la desmesurada industrialización, 2). el “adelgazamiento
de la capa de ozono”, logrado por la incontrolada utilización de los productos
químicos, 3) la denominada “lluvia ácida”, 4) la destrucción de los ecosistemas
y, por consiguiente, la acelerada devastación de las especies, 5) el deliberado
proyecto de la extinción de la culturas no occidentales, 6) la cada vez más
preocupante y creciente desproporción socio-económica que se está dando
entre los países ricos y los pobres, constituyéndose estos últimos
prácticamente en las dos terceras partes de la población mundial.
Teniendo en consideración lo mencionado-, y situados en este
inquietante panorama mundial se desprenden las cuestiones: ¿no es menester
que la filosofía despliegue una posición relevante? ¿No ha llegado acaso el
momento de plantear nuevas preguntas y de intentar despertarse una vez más
de ciertas ilusiones dogmáticas que históricamente presupuso la moderna
razón humana?
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Pues bien, no exageramos si afirmamos que este tipo de
cuestionamientos son los que en gran parte, y desde hace unas décadas, se
vienen esbozando desde la denominada eco-filosofía o, también llamado,
pensamiento ambiental.
En efecto, diversas voces que provienen tanto desde la ecología social,
la ecología profunda o el ecofeminismo nos están alertando que hemos
arribado a una nueva época y que es menester asumir un nuevo paradigma.
Para ello, ni la filosofía-, ni las ciencias-, ni la religión ni tampoco las acciones
políticas pueden mostrarse indiferentes.
Seguidamente destacaremos algunas de las propuestas que presenta el
movimiento de la “ecología profunda” (Deep Ecology) y su relación con el
“pensar preparatorio” que caracteriza a la filosofía de Martin Heidegger. En
procura de los posibles aportes que desde las meditaciones post-metafísicas
de las obras del pensador alemán puedan servir como un entrecruce
meditativo con las propuestas intelectuales de la ecología profunda.
II. El sentido del movimiento de la ecología profunda: Arne Naess y
su propuesta de la ecosofía T.
II. 1. La propuesta de la ecología profunda.
En 1972 en Bucarest el filósofo y montañista noruego Arne Naess
pronunció una conferencia que la revista Inquiry publicó al siguiente año con el
título The Shallow and the Deep, Long-Range Ecology Movements: A Sumary y
que posteriormente habría de ser reconocida como la semilla de la que surgió
el movimiento de la ecología profunda. Dicho movimiento se destaca muy
especialmente por poseer una creciente adhesión de varios intelectuales y
entre sus influencias filosóficas más notorias cabe destacar a Aldo Leopold,
Gandhi, Robinson Jeffers, John Muir, Henry David Thoreau y Baruch Spinoza.
Al margen de las mencionadas influencias muchos de los partidarios de la
ecología profunda mantienen a su vez un fecundo diálogo con pensadores
como Nietzsche, Whitehead, Heidegger y algunos de los más destacados
exponentes de la denominada corriente postmoderna.
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La distinción que Naess realiza entre la “ecología superficial” y la
“ecología profunda” se caracteriza por lo siguiente:
1) La ecología superficial tiene como meta principal la lucha contra el
agotamiento de recursos. Su objetivo central consiste en preservar la
salud y la riqueza de los ciudadanos de los países desarrollados.
2) La ecología profunda, por el contrario, está a favor de lo que se
denomina “imagen relacional del campo-total”. En este sentido, los
organismos son vislumbrados como nudos en el campo de las
relaciones intrínsecas. El modelo de campo total no solamente
disuelve el concepto del hombre aislado situado en el medioambiente
sino que apela a una noción vincular del ser humano con la
naturaleza. Al partir de una lectura gestáltica de la naturaleza esta
postura está a favor del igualitarismo biosférico y critica fuertemente
al antropocentrismo que la cultura occidental ha desplegado a lo
largo de la modernidad. Por ello, la deep ecology apunta a un cambio
de modelo en el estilo de vida principalmente en los países del primer
mundo con el propósito de generar un cambio de paradigma a escala
global.
II. 2. El ideal de autorrealización en la “Ecosophy T.” de Naess.
En su texto Ecology, community and lifestyle, Outline of an Ecosophy,
Arne Naess realiza una distinción entre ecología, ecofilosofía y ecosofía. De
este modo, la ecología es comprendida como el estudio científico e
interdisciplinario de las condiciones de vida de los organismos en su mutua
interacción y con aquello que los circunda. Según Naess, la premisa
metodológica de la que parte la ecología esto es: la afirmación de que todas las
cosas mantienen una interacción mutua, resulta de sumo interés para la
filosofía. En este aspecto, el estudio de los problemas que son comunes tanto a
la ecología como a la filosofía puede ser denominado como eco-filosofía. Ahora
bien, cuando a la ecofilosofía la enfocamos desde una perspectiva y un
proyecto que nos involucra “personalmente” esta disciplina, pasa a ser
denominada como eco-sofía. De esta manera, Naess presenta una ecosofía
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propia que denomina ecosofía T. Si bien este nombre es de índole arbitrario, lo
que le interesa a Naess es alentar a cada filósofo, que se interese por los
problemas ambientales, para que pueda desplegar una comprensión personal
e intelectual de los mismos. En este sentido más allá de que una ecosofía se
denomine X, Y o Z lo importante es el bosquejo de una cosmovisión en el que
un pensador pueda encontrarse intelectualmente arraigado.
Ahora bien, entre los aportes más importantes que caracterizan a la
ecosofía T. se destaca la visión gestáltica y holística de la naturaleza , como
también su norma de la autorrealización. La concepción de la naturaleza que
posee Naess parte de la premisa de que todos los seres se hallan
esencialmente entrelazados rechazando, de esta manera, toda comprensión
mecanicista y atomista. En lo referente a la norma de la autorrealización ésta
misma implica una maximización de la diversidad siendo la diversidad cultural
análoga a la biodiversidad. Cabe destacar a su vez que el ideal o la norma de
la autorrealización alienta el despliegue de una actitud de identificación hacia
todo lo viviente donde el proyecto personal de cada individuo se extiende más
allá de su limitado ego y se abre hacia los seres vivos que constituyen su
propio entorno. Por último, hay que considerar que esta nueva forma de
sensibilidad hacia todas las formas de vida implica, por parte de los humanos,
tanto una actitud ética como un cambio psicológico pero ambos van precedidos
por un viraje ontológico ya que en rigor está implícita la preguntar por el ser de
las cosas.
III. 3. Posibles aportes del pensamiento de Martin Heidegger hacia
la ecología profunda.
Sabido es que Martin Heidegger ha sido uno de los más ilustres filósofos
del siglo XX. No hace falta aclarar que la herencia de su pensamiento continúa
poseyendo un gran peso a la hora de los más diversos debates intelectuales
contemporáneos. No obstante, cabe preguntar: ¿de qué manera se
entrecruzan las meditaciones heideggerianas con las inquietudes de la
ecología profunda? ¿En qué sentido la pregunta por el ser se interrelaciona con
el proyecto de la ecosofía T. de Naess?
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En la conocida lección de 1935, Introducción a la metafísica, Heidegger
señalaba que:
“La decadencia espiritual del planeta ha avanzado tanto que los pueblos están en
peligro de perder sus últimas fuerzas intelectuales, las únicas que les permitirían
ver y apreciar tan sólo como tal esa decadencia [entendida en relación al destino
del “ser”]. Esta simple constatación no tiene nada que ver con un pesimismo
cultural, aunque ciertamente tampoco con el optimismo: porque el oscurecimiento
del mundo, la huida de los dioses, la destrucción de la Tierra, la masificación del
hombre, el odio que desconfía de cualquier acto creador y libre, han alcanzado en
toda la Tierra una dimensión tal que categorías tan pueriles como pesimismo u
optimismo se han vuelto ridículas desde hace tiempo.”2
De lo antedicho se puede inferir que para Heidegger la decadencia
espiritual se relaciona esencialmente con la pérdida de las fuerzas
intelectuales, es decir, con la pérdida de la capacidad humana de retomar la
pregunta por el ser. Semejante olvido, o, mejor dicho, olvido del olvido del ser,
incide sobre la desacralización del mundo, la destrucción de nuestro planeta y
la masificación de los hombres. En este sentido podemos apreciar cómo el
pensar meditativo heideggeriano posee, desde sus inicios, una visión holística
en donde la naturaleza, el hombre y los dioses interactúan entre sí. No
obstante, el poder oculto de la técnica como última figura del ocultamiento del
ser que se patentiza tanto a través del pensar calculador como de la
maquinación (Machenschaft), intenta derruir dicha vinculación con los
devastadores efectos sobre la tierra que fueron mencionados anteriormente.
Esta problemática también es planteada en lo que se ha considerado
como la segunda gran obra de Heidegger denominada Los aportes de la
filosofía. Acerca del evento (1936-38). En ella el pensador afirma:
“La naturaleza apartada del ente a través de la ciencia natural ¿qué le sucede a
través de la técnica? La destrucción creciente de la “naturaleza” o, mejor,
desplegándose hacia su fin. ¿Qué era antiguamente? El sitio del instante del
advenimiento y de la instancia de los dioses, cuando aún physis descansaba en el
esenciarse del ser (Seyn) mismo. Desde entonces devino pronto un ente y luego
hasta el contrajuego de la “gracia” y, después de esta destitución, completamente
separada en el forzamiento de la maquinación y economía calculadora. Y
finalmente quedó todavía como “paisaje” y ocasión de reposo y esto ahora
también calculado aún de modo gigantesco y preparado para las masas. ¿y
luego? ¿Es esto el fin? ¿Por qué calla la tierra en esta destrucción? Porque no le
está permitida la contienda con un mundo, la verdad del ser (Seyn). ¿Por qué no?
2 HEIDEGGER Martin, Introducción a la metafísica, Barcelona, Editorial Gedisa, 1997 p.43.
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¿Por qué la gigantesca cosa hombre deviene más gigantesca y así más
pequeña?” ¿Tiene que ser abandonada la naturaleza y entregada a la
maquinación? ¿Somos aún capaces de buscar nuevamente la tierra? ¿Quién atiza
esta contienda, en la que ella encuentra su abierto, en la que se cierra y es
tierra?”3
Pese al tono apocalíptico y hasta pesimista que podría interpretarse en
referencia a estas reflexiones, en esta obra de Heidegger se vislumbra que en
el riesgo extremo de la verdad del ser (Seyn), al humano y advenidero Da-sein
le es dada la posibilidad de preparar, meditativamente, la condición del paso
fugaz del “último dios”. En efecto, esta acción del “último dios” reside en “la
indefectible contestación a toda pretensión de subjetividad (...), la acción de
Dios, su divinidad, es la ley que impone al sujeto (y a Occidente en tanto
idolatría del sujeto) de separarse de la pretensión de ultimildad.4 De este
modo, soportando la resonancia del evento (Ereignis) la posibilidad de la
aparición del último dios al lograr la devolución del ente al hombre incide
directamente sobre la renovación del mundo desde la salvación de la tierra. En
este sentido, se comprende la importancia de la tierra y su ineludible relación a
lo sagrado.
El tema de la tierra, más originaria que la naturaleza, tiene en Heidegger
una neta influencia por parte de Hölderlin. Ya en 1935 se la menciona en El
origen de la obra de arte como un rasgo de la physis y en contienda con el
mundo. La tierra y el cielo seguirán siendo un tema común en las meditaciones
heideggerianas sobre la poesía de Hölderlin y se profundizará aún más en la
temática terrestre cuando haga aparición la noción de Cuaternidad (Geviert).
De esta manera en la conferencia que lleva por título La cosa (1950),
Heidegger denominará al mundo como el “juego de espejos de la simplicidad
de tierra y cielo, divinos y mortales.”5 Aquí se define la tierra como “la
entrañante (la que porta) que construye, la que fructifica alimentando,
abrigando aguas y roquedos, vegetales y animales.”6 Con todo, es menester
advertir que “cuando decimos tierra, estamos pensando ya en los otros Tres
3 HEIDEGGER Martin Aportes a la filosofía, Acerca del evento, Buenos Aires, Editorial Biblos, 2003 p.
227.
4 REGINA Umberto, El último Dios”, Revista de filosofía, Córdoba, Año VI No 8-9, 89Noviembre 1996,
pp. 47-89.
5 HEIDEGGER Martin, La cosa, Conferencias y artículos, Barcelona, Ediciones del Serbal, 1994, p.156.
6 HEIDEGGER, Martin, La cosa, Conferencias y artículos, p. 155.
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desde la simplicidad de los Cuatro.7 En Construir, habitar, pensar (1951) se
menciona la esencial relación que se da entre el habitar y el cuidar. En esta
conferencia se afirma que “los mortales habitan en la medida en que salvan la
tierra, donde “salvar” significa propiamente: franquearle a algo la entrada a su
propia esencia. Salvar la tierra es más que explotarla o incluso estragarla.”8
“Salvar” la tierra no significa solamente rescatarla del ataque del modo de des-
ocultamiento técnico, sino también implica permitirle emerger y persistir en su
propia manera –como aquello cerrado y oscuro, tranquilo en sus propios límites
y, por ende, fuente de movimiento de todo lo posible.9
Como hemos visto, la tierra, al ser más originaria que la naturaleza, nunca
puede ser vislumbrada unilateralmente. Contrariamente a una visión regional-
cientificista en donde la naturaleza termina siendo concebida como “una única
estación gigantesca de gasolina, en fuente de energía para la técnica y la
industria modernas”10, mediante el genuino poetizar la tierra recibe la medida
del cielo siendo este último el ámbito en el cual el dios se revela en tanto
desconocido.
Afirmada esta mutua e “in-finita” interrelación que acaece entre la tierra y
el cielo, los mortales y los divinos se percibe en el pensamiento de Heidegger
una sustancial visión holística que, a nuestro criterio, en muchos aspectos
puede comulgar con los desafíos que propone un pensamiento ecosófico o
ambiental.
IV. Conclusión: aproximaciones entre el pensamiento de Heidegger y
la ecología profunda.
A modo de conclusión, trataremos de establecer algunos puntos en
común que se dan entre el pensamiento heideggeriano y la filosofía de la
ecología profunda.
7 HEIDEGGER, Martin, La cosa, Conferencias y artículos, p. 155.
8 HEIDEGGER, Martin, Construir, habitar, pensar”, Conferencias y artículos, p.132
9 FOLTZ, Brutz, Inhabiting the Earth, Heidegger, Environmental Ethics, and the Metaphysics of ature,
New York, Humanity Books, 1995, p. 162.
10 HEIDEGGER, Martin Serenidad, Barcelona, Ediciones del Serbal, 1989, p.10.
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1) Tanto los partidarios intelectuales de la ecología profunda como el
pensamiento de Heidegger critican fuertemente el modelo
antropocéntrico, el pensamiento unidimensional y tecnocrático
desarrollado por la razón moderna occidental.
2) La visión holística y gestáltica que reivindica A. Naess contra las
concepciones reduccionistas de la naturaleza (positivismo, cientificismo,
materialismo) posee interesantes analogías con la noción holística que
puede interpretarse desde la noción del mundo considerado como
cuaternidad.
3) La norma de la autorrealización para todos los seres vivos también se
encuentra en sintonía con la “salvación”, el cuidado y respeto hacia lo
térreo que observamos en la lectura de Heidegger, especialmente en lo
que concierne al proyecto de la renovación del mundo desde la
redignificación de la tierra.
4) Como hemos visto, tanto en A. Naess como en Heidegger se afirma la
prioridad de la ontología sobre la ética. Esto último conlleva a su vez
consecuencias políticas importantes ya que sin una meditación filosófica
que la preceda tanto el apresurado pragmatismo como el mero
reformismo de las instituciones existentes reforzaría aún más los deseos
destructivos de un sujeto aunque diluido, obsesionado por el afán de
control.
5) Finalmente, partiendo de una noción profusa, gestáltica y más compleja
de la naturaleza, Naess alienta el desarrollo de diversas ecosofías. Por
otra parte, al proponer el habitar sobre la tierra abierto a las señas de las
divinidades que se manifiestan desde el cielo, Heidegger provee en
cierto modo una interpretación alternativa a nuestra crisis ambiental.
Nuestro actual y convulsionado planeta no puede ser saneado si
solamente nos restringimos a la investigación científica o a una eficiente
regulación técnica. Por el contrario, tan sólo a través del establecimiento
poético de las comarcas del mundo podemos emprender el desafío del
aprendizaje del habitar. En este caso estamos ya situados en una
comprensión post-metafísica de la naturaleza. Por ende; “el final de la
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filosofía y la tarea del pensar” no implica la abnegación de una pasiva
nostalgia sino el vislumbramiento de un nuevo ethos, propiciamente
meditativo, constructivo y eco-sófico.
Bibliografía.
FOLTZ, Bruce, Inhabiting the Earth, Heidegger, Environmental Ethics, and
the Metaphysics of Nature, Humanity Books, New York, 1993.
HEIDEGGER, Martin Construir, habitar, pensar, Conferencias y artículos,
Barcelona, Ediciones del Serbal, 1994
HEIDEGGER, Martin, Aportes a la filosofía, Acerca del evento, Buenos
Aires, Biblos, 2003
HEIDEGGER, Martin, Introducción a la metafísica, Barcelona, Gedisa, 1997
HEIDEGGER, Martin, Serenidad, Barcelona, Ediciones del Serbal, 1989
REGINA, Umberto, “El último Dios, Revista de filosofía, Córdoba, Año VI No 8-
9, Noviembre 1996.
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