Luna Azul ISSN 1909-2474
No. 41, julio - diciembre 2015
Esa visión de los seres vivos como redes autoorganizadoras,
cuyos componentes se encuentran interconectados y son
interdependientes, nos dice Capra, tiene referencias en la historia
de la filosofía de las ciencias; pero las herramientas matemáticas
para estudiar la intercon ectividad no-lineal, típica d e las redes,
solo se dio con las llamadas matemáticas de la complejidad, o
también teoría de los si stemas dinámicos, que es precisamente
una teoría matemática, y no una teoría de los fenómenos físicos
(Jantsch, 1980; Guattari, 1996; G uiddens, 1998; Capra, 1999;
Maturana y Varela, 2000, 2001; Prigogine y Stengers, 2004).
Específicamente, estas matemáticas incluyen: una referencia a la
ciencia clásica y el álgeb ra superior; las Ecuaciones
diferenciales, la retroalim entación y las itera ciones. Las huellas
del caos en Poincaré, las trayectorias de los espacios abstractos,
los atractores extraños, la ge ometría fractal, l os números
complejos, y los patrones dentro de patrones. De tal manera, que
la nueva síntesis permite confirmar la estructura de los sistemas
vivos, a saber: la s estructuras disipativas, directamente
relacionadas con l os cambios; solo que a hora se trata d e
estructuras que se encuentran en no-equilibrio y no-linialidad. Lo
que además se vin cula con lo que Prigogine (2008) establece
como irreversibilidad e indeterminación de los procesos.
Entonces, la relación entre orden y d esorden queda removida,
toda vez que del deso rden puede surgir el orde n; e incluso del
orden al desorden que muestra la idea del movimiento de estado
improbable a estado p robable, condición que mate máticamente
puede definirse como el estad o atractor de equilibrio térmico
(Capra, 1999).
Con todas esas nuevas bases, y la convicción de que en los
seres vivos existen bucles catalíticos6 (quiere decir, procesos
químicos no-lineales, irreversibles) que conducen a
inestabilidades a través de la
reiterada retroalimentación
autoamplificadora, y sigu iendo las reflexiones de Prigogine,
Capra nos conmina a integrarnos más plenamente con la
naturaleza, a la cual le debemos respeto, cooperación y el
diálogo, un nuevo diálogo con las entidades no-humanas.
Y si bien el desarrollo de su planteamiento entorno a l a
autopoiesis7, desde nuestro punto de vi sta, queda
insuficientemente formulada, no deja de ser i nteresante pensar
en la fusión de los mundos simbólico y natural, j ustamente a
partir del le nguaje humano. Lo que nos remite de nuevo al
sistema Gaia y a los ecosistemas, como las unidades básicas de
los sistemas vivientes, e n su articulación con las entidades no
bióticas. Se t rata de comprender y visualizar al universo en su
totalidad, donde la vida existente y l os ecosistemas operan en
forma de redes, a partir de componentes que interactúan entre sí
de tal mane ra que la re d entera se autorregula, organiza y
funciona con su ento rno. Así, el despliegu e de l a vida no s
conduce a saber qu e sabemos, es decir, al autoconocimiento,
característico de la psique humana.
©Universidad de Caldas
revista.luna.azúl. 2015; 41: 365-384